La investigación, «de trascendencia mundial», se ha llevado a cabo sobre un fósilque fue recuperado en el yacimiento de ámbar de la cueva El Soplao [Alojamientos Rurales cercanos].
La especie representa un nuevo género que ha sido bautizado como ‘la crisopa alucinante de Diógenes’.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Barcelona ha encontrado la evidencia de camuflaje en insectos más antigua hasta ahora conocida en una pieza hallada en el año 2008 en el yacimiento de ámbar de El Soplao, el más extenso y rico de la era mesozoica en Europa y un auténtico filón para la comunidad científica. Publicado en una de las revistas de ciencia más prestigiosas del mundo –‘Proceedings of the National Academy of Sciences’– el descubrimiento ha sido bautizado como ‘la crisopa alucinante de Diógenes’ por tratarse de una especie fósil afín a las actuales crisopas verdes, por tener un aspecto «marciano» y por emplear el uso de basura orgánica para el camuflaje.
«De trascendencia mundial», el hallazgo es producto del minucioso estudio que sobre el fósil han realizado los investigadores del departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona (UB) Xavier Declòs y Ricardo Pérez de la Fuente; del Museo Geominero del Instituto Geológico y Minero de España, Enrique Peñalver; del Museo Nacional de Ciencias Naturales –del CSIC– Mariela Speranza, Carmen Ascaso y Jacek Wierzchos; y de la Universidad de Kansas, Michael S. Engel.
Según explicaron ayer Declòs, Pérez de la Fuente y Peñalver durante el anuncio del descubrimiento, el fósil, que fue encontrado durante una de las excavaciones realizadas en octubre de aquel año, «es una larva depredadora de unos cuatro milímetros de longitud que aparece recubierta por una maraña de pequeños filamentos vegetales recolectados con sus mandíbulas para formar un escudo protector y confundise con el entorno».
Considerando que la larva vivió durante el Cretácico, hace unos 110 millones de años, el fósil recuperado del yacimiento de ámbar de El Soplao es «la evidencia más antigua hasta ahora conocida» de un sistema de camuflaje al que los especialistas conocen como ‘trash-carrying’ o transporte de basura y que se da en las formas actuales.
«En las formas invertebradas, porque no existe ningún vertebrado que se comporte así», puntualizó al respecto Peñalver.
Helechos
En el estudio, además, los investigadores determinaron que la basura que recubre a la pieza fosilizada «son tricomas» (pelos vegetales que crecen en la superficie de las plantas) y en el análisis de la morfología, la microestructura y la composición de estos tricomas, concretaron que «eran de helechos».
En opinión de los expertos, la ‘la crisopa alucinante de Diógenes’ (‘Hallucinochrysa diogenesi’) muestra que el comportamiento del camuflaje y sus adaptaciones morfológicas relacionadas aparecieron de forma muy temprana en los insectos, ya en la época de los dinosaurios.
«En el caso concreto de las ‘crisopas verdes’, se puede decir que este sofisticado comportamiento ha permanecido sin cambio durante 110 millones de años, hecho que aporta una información relevante para los estudios evolutivos sobre el comportamiento animal y las estrategias de adaptación al medio de los organismos a lo largo de la historia de la Tierra».
Por otro lado, los autores del estudio aseguran que este hallazgo «demuestra otro dato excepcional» como es «una estrecha y ancestral relación planta-insecto», porque «la larva depredadora libraba de plagas al helecho mientras que este constituía su hábitat y le aportaba la ‘basura protectora’, es decir, que ambos organismos habrían obtenido un beneficio mutuo».
Fuente: ElDiarioMontanes.es